Xochimilco, 18 de julio 2017.
El pasado martes 18 de julio en Xochimilco (patrimonio cultural de la humanidad), lugar emplazado al sureste de la ciudad de México, se realizó el Simposio Internacional Biodiversidad organizado por el Basque Culinary Center junto al chef mexicano Enrique Olvera (restaurant Pujol). El evento se realizó un día después del anuncio como ganadora del Basque Culinary World Prize 2017, a la chef colombiana Leonor Espinosa, y tuvo la presencia de ponentes de todo el mundo quienes trabajan por la agrodiversidad, el rescate de las culturas alimentarias propias y la humanización de la alimentación.
Nuestra María Fernanda Di Giacobbe, quien mereció el premio en el 2016, fue presentada como ponente del Simposio por la escritora mexicana Laura Esquivel (ambas fueron parte del jurado del BCWP 2017), con un emotivo discurso que conmovió a la chocolatera venezolana y a los asistentes.
A continuación, las palabras de la escritora de “Como agua para chocolate”:
L.E.: ”Estoy muy agradecida y orgullosa de presentar a mi querida y admirada Fernanda Di Giacobbe, ganadora del Basque Culinary World Prize 2016. Mujer valiente, guerrera, creativa y una de las cocineras que demuestran muy claramente lo que la palabra azteca “Cualli” quiere significar. Así pues me adelanto a llamar a Fernanda la representación de Cualli en nuestro mundo actual. La palabra Cualli es una voz náhuatl que según nos informa el poeta y cocinero mexicano Salvador Novo en su libro Cocina Mexicana, proviene del verbo CUA que significa precisamente comer. Por lo tanto el adjetivo Cualli significa a la vez “lo bueno y lo bello, lo comestible, lo asimilable, lo que hace bien y es por ello bueno”. Así pues, Fernanda es Cualli por antonomasia y voy a tratar de comentar brevemente por qué.
Más allá de su enorme capacidad para organizar grupos de trabajo y rescatar la integración de comunidades de mujeres en todo el territorio de Venezuela, Fernanda “Cualli”, es una cocinera poeta que reconoce el valor nutricional de las palabras y su importancia en la transformación del mundo. Es una mujer excepcional capaz de expresar ideas como ésta: “… imagina sabores y aromas a través de estos nombres: Túpiro, Arazá, Kumache, bachaco, yuca, Corozo. O Barlovento, Mapuey, cambur, batata.” La sensibilidad poética de Fernanda le permite afirmar lo que ya grandes poetas, filósofos y personas de arte, ciencia y religión han expresado en la Historia: la palabra contiene la vida emocional de lo que expresa y por eso, cada decir, como cada hacer, es sagrado y contiene una intencionalidad que revela la manera de ser del ser humano. Por eso, para Fernanda el cocinar, decir y respetar el valor de la palabra es una realidad que se conjuga en su cocina.
Pero no solo respeta la palabra, Fernanda también está consciente que no se puede cocinar Cualli sin apreciar la sierra, la siembra, la recolección y el trato con las personas. Por eso, frente a una pregunta acerca de lo que no debe faltar en su cocina responde con sabiduría: “El fuego. El respeto a la persona. La curiosidad y la reverencia a los ingredientes.” Sólo con un pensamiento así nos podemos explicar por qué Fernanda, la admirable Fernanda ha podido sortear y sobreponerse a toda una vida de luchas dentro y fuera de la cocina, dentro y fuera de su propio cuerpo.
No es extraño pues que este ser humano excepcional sepa que para que la cocina tenga futuro, debe incluir: “La vuelta a la tierra, a lo maravillosamente sencillo de sembrar y cosechar. Tomar la fantástica tecnología desarrollada para regresar al ser humano, a la vida, al planeta, a la comunidad, a la familia. La cocina debe preservar la vida, ser amor.”
Fernanda, nos ha dado la muestra de lo que la cocina es capaz de transformar a través de la generosidad y el respeto por los demás. Por eso, el trabajo de esta exquisita cocinera es transgresor y necesarísimo en nuestro tiempo, porque va a contracorriente del sentir casi general que endiosa al egoísmo al “ver cada quien para sí y que los demás nos valgan un rábano” (aunque los rábanos está bien decir sean tan exquisitos). Fernanda demuestra en su hacer, en su decir y en su cocina, una opción que puede salvarnos del mundo salvaje que se dedica, con empeño, a hacer negocios, y que pretende que todo sea valorado según su vulgar precio monetario.
Gracias Fernanda por tu trabajo, tu entrega y por mostrarnos que para representar dignamente la maravillosa profesión de chef, hay que mantener fuera de la cocina el pestilente mortífero y mal entendido “ego”. Fernanda demuestra lo “Cualli” del mundo, que no es otra cosa que: buscar el bien y lo bello en lo nutritivo y comunitario, descubrir en la comida nuestra esencia comunitaria local y así ser capaces de respetar el proceso de… universal.
Señoras y señores con ustedes la cocinera venezolana Fernanda Di Giacobbe.”
Nuestro profundo agradecimiento a Laura Esquivel y a quienes hicieron posible el Simposio. |