En cada maraca de cacao está contenida la historia del país. En Venezuela, el cacao diseñó el mapa de nuestro territorio, cambió nuestro paisaje, nos dotó de fama, cultura, esclavitud, riqueza y libertad. El cacao cuenta nuestra historia. En Venezuela somos cacao.
Hablamos de más de 30 tipos de cacao criollos oriundos de distintas zonas de Venezuela. Nuestros indígenas utilizaban sus semillas para intercambio comercial, bebían chorote y ofrendaban sahumerios a sus dioses con la manteca de cacao.
Los colonizadores descubren su valor en México y ponen de moda la bebida en Europa. Al diezmar la población de Nueva España y toda Centroamérica vuelven sus miradas al sur. Caracas y Guayaquil se convierten en focos ideales para el comercio del producto.
El cacao da nueva forma a nuestro territorio y se conforma el mapa de Venezuela según las rutas por donde sale la semilla, regiones andinas que pertenecían a la capitanía regida por Colombia pasan a ser regidas por Caracas.
Traen esclavos de África y canarios de las islas, se entrelaza nuestra cultura india y mestiza a la cultura negra. La fama de nuestra semilla recorre Europa: cacao noble, cacao dulce, cacao a terre, cacao Caraque, cacao Caracas.
Los hacendados de Caracas van tomando territorios desde la costa hasta las riberas del Orinoco y a su paso cambian el paisaje de toda la costa de Venezuela. Convirtiendo sabanas en selvas tropicales. Cambian las costumbres del país en las ciudades los grandes cacaos, en las plantaciones capataces que comercian, bajo la mirada de sus amos con piratas holandeses.
Nos convertimos en primeros exportadores de cacao en el mundo. La riqueza entra a chorros. La corona española instaura la Compañía Guipuzcoana, exige control e impuestos.
Nuestro cacao ha pasado de rubro de primera para el consumo interno y la exportación a mínima cosecha de sustento. El cacao ha tenido que ser un rubro de inversión semejante al petróleo, con personal capacitado, tecnología, infraestructura, trenes, puertos, barcos, una corporación con tejido organizativo-productivo público y privado.
Si bien es verdad que en Venezuela tenemos un producto de origen orgánico muy poco modificado por insecticidas y fertilizantes, contamos con altos niveles de contaminación en nuestro ambiente. El Río Tuy y sus vertientes en Barlovento, la basura, los desechos y el mal control de los procesos de la semilla hace que no pasen los exámenes de laboratorio internacional.
Ya hemos dicho que el cacao narra nuestra historia, hoy como ayer habla de nuestra realidad. Ir a muchas de las plantaciones de cacao míticas es ver el deterioro social, la falta de principios éticos, la importancia de los intereses particulares y políticos, la inseguridad y delincuencia, el incumplimiento de promesas a los productores, la carencia de educación, capacitación y tecnología, la poquísima infraestructura a la que estamos sometidos como habitantes de un país.
Sin embargo y pese a todo, hay esperanza. Es titánico y ha rendido frutos el trabajo de la red de emprendedores del chocolate, en bombonería y en chocolatería bean to bar. El acercamiento de los chocolateros a los productores de cacao y viceversa, ha abierto un camino que ha profundizado la importancia del trabajo de calidad de ambos actores de la cadena. El cacao es hoy el sueño del país en que nos podemos convertir, la esperanza está viva pero debe seguir sembrándose hasta convertirse en un hecho real lleno de acciones profundas que terminen, por vez primera, en éxito.
De la ancestralidad a la modernidad. Tipos de cacao.
En la actualidad, la denominación de cacao “Criollo” se extiende, no sólo a los tipos de almendras blancas o de colores claros y grandes o gruesas, sino a los cultivados en regiones cacaoteras que alcanzaron fama debido a la calidad aromática de su cacao “Criollo”, a pesar de que constituyan poblaciones diversas debido a los posteriores cruzamientos con híbridos y Forasteros. Recientemente se han denominado a los cacaos Criollos homocigotas, Criollos “Antiguos”, como indicativo de que fueron éstos los cacaos cultivados por los antiguos pobladores de América, y a los cacaos Criollos híbridos, como Criollos “Modernos” (Motamayor et al. 2002).
Los Cacaos Forasteros cultivados y silvestres son árboles muy vigorosos que pueden ser fuente de resistencia a algunas enfermedades y cuyas mazorcas presentan semillas aplanadas y de color morado. Estos comprenden poblaciones distintas de acuerdo a su origen geográfico. Han tenido especial relevancia económica, los tipos con mazorcas redondeadas, cultivados en Brasil y en África.
Poblaciones del cacao llamado “Forastero”, en estado espontáneo y cultivado han sido localizadas en las Guayanas, en la cuenca del río Orinoco y especialmente en la del Amazonas, desde su cuenca alta, que nace en los Andes, incluyendo parte de los territorios de Colombia, Ecuador y Perú, hasta la cuenca baja, constituida por parte de Colombia y la región amazónica del Brasil.
Los cacaos “Trinitarios” son cacaos híbridos, denominados también “Criollos Modernos”. Son poblaciones descendientes de cruzamientos entre Criollos y Forasteros y constituyen un grupo muy heterogéneo de genotipos que morfológicamente muestran caracteres mezclados de ambos grupos morfogeográficos. Son extensamente cultivados en todas las regiones cacaoteras del mundo, por sus características agronómicas sobresalientes, tales como la precocidad, el vigor, la productividad y la tolerancia a algunas enfermedades.
Fotos: @julio_osorio_fotografia en @cacaodeorigen